Recorre, a las puertas de la ciudad, los grandes humedales de la Nautique y, en un recodo del camino, descubrirás una fauna insospechada: el vuelo de un ave rapaz, la silueta de una grulla o incluso los ruidosos flamencos rosas, que se reagrupan aquí y allá en medio de los juncos. ¡Al final de la jornada, el sol brilla sobre el étang de Bages, el viento agita las velas de los optimists y se respira un aire vivificante! ¡Más tarde, un ocaso de matices violeta pondrá le broche final a esta magnífica escapada!